Ya llegó el año nuevo. Un 2014 lleno de expectativas y esperanza para la mayoría. Yo prefiero no pedirle nada, mejor esperar y ver resultados, ya que seguramente a final de diciembre estaremos como siempre deseando que termine el año y comience 2015.
Yo solo espero poder cumplir el sueño que llevo más de dos años intentando cumplir: ser madre y formar mi propia familia junto al amor de mi vida. Llenarnos de alegría y felicidad en ese aspecto, que ya nos toca.
Atrás quedaron el dolor y la decepción... dolor por perder a seres queridos, unos porque fallecieron, otros porque se alejaron, y lo peor, el dolor de perder un hijo que no llegó a nacer. David se iba a llamar, y nos ha dejado su huella para siempre.
Decepción porque nadie lo nombra ni se ha preocupado por preguntarnos cómo estamos. Decepción porque mucha gente querida me ha fallado y no ha estado cuando más la necesitaba.
2013 ha sido un año raro. Por lo menos he aprendido a pasar un duelo y seguir adelante. A aceptar las cosas como son y no como me gustaría que fueran. A valorar lo que tengo y con quien vivo y a dar gracias por cada día que paso con ella.
Llega 2014 y ahora puedo decir que estoy bien. Centrada en mis proyectos y con los pies en el suelo. Y así seguiré en adelante, confiando en mí misma y en mis valores. Sin esperar nada, mirando al frente.
A todas las personas que he conocido este año, a las que conocía poco y he tenido oportunidad de conocer mejor y a las que conocía y conozco bien y han estado en los momentos difíciles: GRACIAS por vuestra ayuda. OS QUIERO. Compartiremos mejores momentos pronto.